Los orígenes de este perro son bastante controvertidos, considerándolo algunos como autóctono de Inglaterra, mientras otros, entre los cuales se encuentra el famoso cinólogo inglés Stonehenge, dicen que proviene de Francia. En cualquiera de los dos casos, esta raza encontró en el siglo XVIII a su mayor apasionado en el duque de Newcastle, como lo demuestra un célebre cuadro de Francis Wheatley, donde aparece este duque rodeado de algunos Clumber muy similares a los actuales. La perrera del duque se encontraba en Nottinghamshire en su castillo, cuyo nombre era Cumber, del cual precisamente proviene el de la raza. El destino de "perro de nobles" se confirma aún en el siglo XIX, cuando Eduardo VII y Jorge V emplearon a este perro en sus cacerías.